martes, 29 de mayo de 2012
miércoles, 9 de mayo de 2012
Cuento del carpintero
Había una vez en un reino muy
lejano, hace muchos años, un viejo carpintero que en sus horas libres enseñaba
a sus jóvenes aprendices.
A lo largo del tiempo, nos han
llegado retazos de sus enseñanzas y hoy podemos compartir dos de ellas.
La primera era cuando enseñaba la
importancia del tiempo.
El contaba que para hacer cajones de manzanas alcanzaba
con la madera del álamo, cuyo periodo de crecimiento es inferior a los 2 años,
mientras que para hacer algunos muebles alcanzaba con el pino, cuyo periodo de
crecimiento es de alrededor de 30 años. Y ponía especial énfasis en hablar de
los muebles finos y de estilo que requerían maderas muy buenas, donde ponía como
ejemplo al roble que tiene un periodo de crecimiento de unos 70 años.
La otra enseñanza que ha llegado
hasta nuestros días, es la de trabajar en etapas. El decía que el trabajo
comienza en la necesidad, continúa en la cabeza, se perfecciona en el papel y
culmina en la madera.
Con el fin de no arruinar la
madera, la primera etapa consiste en definir con toda claridad, cuál es la
necesidad a cubrir.
La segunda etapa consiste en
pensar cuál es el modelo, estilo, medidas y formas que va a tomar nuestro
proyecto.
La tercera etapa consiste en
hacer múltiples bocetos en papel con diferentes modelos y medidas del proyecto
terminado.
Y solamente una vez que este muy
clara la planificación, se accede a la madera, sabiendo muy bien lo que se va a
hacer.
martes, 8 de mayo de 2012
Cuento del Bambú
No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono y riego constante.
También es obvio que quien cultiva la tierra no se para impaciente frente a la semilla sembrada, halándola con el riesgo de echarla a perder,
gritándole con todas sus fuerzas:¡Crece, por favor!
Hay algo muy curioso que sucede con el bambú y que lo transforma en no apto para impacientes: Siembras la semilla, la abonas, y te ocupas de regarla
constantemente.
Durante los primeros meses no sucede nada apreciable.
En realidad, no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto que, un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado
semillas infértiles.
Sin embargo, durante el séptimo año, en un período de sólo seis semanas la planta de bambú crece ¡mas de 30 metros!
¿Tardó sólo seis semanas crecer?
No, la verdad es que se tomó siete años y seis semanas en desarrollarse.
Durante los primeros siete años de aparente inactividad, este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento
que iba a tener después de siete años.
Sin embargo, en la vida cotidiana, muchas veces queremos encontrar soluciones rápidas y triunfos apresurados, sin entender que el éxito es simplemente
resultado del crecimiento interno y que éste requiere tiempo.
De igual manera, es necesario entender que en muchas ocasiones estaremos frente a situaciones en las que creemos que nada está sucediendo.
Y esto puede ser extremadamente frustrante.
En esos momentos (que todos tenemos), recordar el ciclo de maduración del bambú y aceptar que -en tanto no bajemos los brazos - ni abandonemos por no "ver"
el resultado que esperamos, sí está sucediendo algo..., dentro nuestro: estamos creciendo, madurando.
Quienes no se dan por vencidos, van gradual e imperceptiblemente creando los hábitos y el temple que les permitirá sostener el éxito cuando éste al fin
se materialice.
Si no consigues lo que anhelas, no desesperes... quizá sólo estés echando raíces...
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