En cualquier proyecto existe una
meta, y si el equipo involucrado en el proyecto persigue los mismos objetivos y
logra focalizar sus esfuerzos hacia el resultado esperado, las probabilidades
de llevar el barco a buen puerto son altas.
Normalmente, la figura interesada
en el proyecto tiene una imagen mental del futuro, es capaz de situarse en el
momento de la consecución del mismo y ver todos los beneficios que vendrán de
la mano de un proyecto exitoso, esto es la visión.
En la práctica, los proyectos
ágiles utilizan las iteraciones que no son más que mini proyectos con una meta
definida, que cuando se suman al resto de las iteraciones que componen a todo
el proyecto forman el panorama global, el rompecabezas completo, materializan
la visión. Cada meta de cada iteración es como una misión que el equipo debe lograr, así surgen
estos dos conceptos tan importantes en las metodologías ágiles. La misión y la
visión.
He aquí un pequeño cuento que
ilustra la visión y la misión, y que puede ser utilizado como herramienta para
explicar estos importantes conceptos.
El cuento del río
Érase una vez un joven y apuesto
enamorado que vivía obsesionado con una hermosa mujer, que vivía en una cabaña,
del otro lado de un caudaloso río. Cierto día, durante un paseo por el campo,
el joven vio a la hermosa mujer recogiendo leña cerca de la ribera. No pudiendo
contener su impulso, se acercó a ella.
– Hermosa dama, he vivido
obsesionado con su bella figura y su lindo rostro por mucho tiempo, sería para mí
un honor si pudiera visitarle esta noche para susurrarle palabras de amor a la
orilla del río – dijo el joven.
La mujer lo miró y pudo notar que
se trataba de un caballero apuesto cuyos ojos reflejaban bondad.
– De acuerdo noble caballero, le
espero esta noche, tenga cuidado de que mi padre no lo vea o correrá un gran
peligro, no le gusta que yo tenga pretendientes.
Acto seguido la mujer salió
corriendo rumbo a su cabaña.
Aquella noche, el joven llegó
entusiasmado al río, que se encontraba en completa oscuridad. No podía ver más
allá de unos cuantos metros y atravesarlo sería una verdadera hazaña. Se armó
de valor y con decisión saltó hacia la roca más cercana.
Levantó la vista y saltó hacia la
siguiente roca. Sin embargo, su camino no sería recto, pues las rocas se
encontraban de forma dispersa y era imposible seguir una ruta fija, sin
embargo, utilizaba su sentido de orientación para regresar al camino. Cuando
por fin alcanzó la orilla, levantó la vista y pudo ver una silueta que le
aguardaba. Eufórico corrió hacia ella y la abrazó. Para su sorpresa recibió un
fuerte golpe que lo derribó y escuchó una furiosa voz que lanzaba todo tipo de
improperios contra él. No le quedó otra que salir corriendo, dándose cuenta que
se había equivocado de persona y en lugar de abrazar a su amada, había abrazado
al ofuscado padre.
Al día siguiente volvió a
encontrar a la hermosa mujer recogiendo agua del río.
– Hermosa mujer, traté de verle
anoche, pero en la oscuridad he equivocado la ruta al saltar entre las rocas y
me topé con su padre que por poco me muele a palos. Tendremos que pensar en
otra cosa – dijo.
– De acuerdo – respondió ella -,
¿qué le parece que esta noche yo le espero en el mismo lugar, pero esta vez
sostendré una vela en las manos, para que guiado por la luz pueda usted llegar?
El hombre respondió
afirmativamente y aquella noche que estaba aún más oscura que la anterior llegó
nuevamente a donde comenzaría a saltar entre las rocas. Se sintió feliz cuando
pudo ver desde aquella orilla la luz de la vela que su amada sostenía para guiarle.
Saltó nuevamente de roca en roca atravesando el río, pero esta vez cuando tenía
que desviarse un poco debido a la ubicación de las rocas, bastaba con que
levantara la vista para seguir hacia donde la luz de la vela resplandecía. De
esta forma, llegó a la otra orilla en donde la hermosa mujer le aguardaba
sonriente con aquella vela en las manos.
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En el cuento anterior la Misión del hombre
joven consiste en llegar al otro lado del río para abrazar a su enamorada, la
vela simboliza la Visión,
pues le permite volver al camino correcto ante cualquier posible desvío con
solo levantar la vista.
En un proyecto ágil es muy
recomendable colocar un cartel a la vista de todo el equipo, con la Misión de la iteración
actual y la Visión
del proyecto completo, de manera que siempre se tengan presentes. El
facilitador o líder, tiene que recordarle constantemente al equipo mirar el
cartel para que no se desvíen del objetivo.