Con mucha
facilidad podemos estar en el estado de ánimo que necesitamos, como estar en
calma, tener alegría, sentirnos fuertes y creativos, etc.
1. Definir
el estado de ánimo que deseamos vivir.
En función
de nuestra necesidad actual, decidimos el estado de ánimo que más necesitamos:
calma, seguridad, confianza en sí, éxito, cariño, etc.
2. Elegir el
gesto que servirá de ancla.
Decidimos
qué gesto nos va a servir de ancla. Tiene que ser discreto, nuevo para
nosotros, y con una cierta fuerza muscular: presionar el pulgar y el meñique,
presionar con la uña del índice una parte del pulgar, presionar fuerte el
puño,…
Este gesto tiene que ser muy claro (es necesario recordarlo exactamente), muy breve (de uno a dos segundos, no más), y no haber sido utilizado anteriormente.
Este gesto tiene que ser muy claro (es necesario recordarlo exactamente), muy breve (de uno a dos segundos, no más), y no haber sido utilizado anteriormente.
3. Buscar
tres recuerdos del estado de ánimo que hemos elegido.
Es muy bueno
que el primero sea una vivencia de la infancia y que cada uno forme parte de un
contexto distinto. El recuerdo no tiene que estar asociado a otra escena
desagradable, porque en ese caso vamos a anclar lo agradable junto con lo
desagradable…
Por ejemplo, para anclar el sentimiento de valor, podemos tener un recuerdo de la infancia de la primera vez que anduviste en bici solo o sola. Después el recuerdo de un éxito en el colegio. Y como tercer recuerdo la última vez que triunfaste entre tus amigos con un plato de cocina…
Por ejemplo, para anclar el sentimiento de valor, podemos tener un recuerdo de la infancia de la primera vez que anduviste en bici solo o sola. Después el recuerdo de un éxito en el colegio. Y como tercer recuerdo la última vez que triunfaste entre tus amigos con un plato de cocina…
Anota el
nombre de cada recuerdo. Y para cada uno selecciona el instante de mayor
potencia.
4. Para cada
recuerdo se sigue la secuencia siguiente:
- Cierras los ojos, te metes en el recuerdo como
si lo estuvieras viviendo de nuevo, mirando lo que mirabas, escuchando lo
que escuchabas y sintiendo lo que sentías.
- Anclaje: en el momento en la que la
sensación positiva está creciendo y a punto de alcanzar el máximo,
realizas el anclaje o sea haces el gesto decidido anteriormente, siempre
de la misma manera. Brevemente. No más de dos segundos.
- Inmediatamente después abres los ojos y miras
cualquier cosa o piensas en cualquier cosa. Se trata de distraer tu
cerebro porque de este modo la grabación del anclaje es más profunda.
- Comprobación del ancla: ahora con los ojos abiertos y
sin pensar en nada, repites el ancla una vez, de la misma manera, con la
misma brevedad. Si el ancla ha sido bien instalado, sentirás como el
estado de ánimo buscado te está invadiendo.
Si no es el
caso, repites la secuencia, dándote cuenta previamente en donde no has seguido
el protocolo…
5. Puente al
futuro: te imaginas
dentro de unos días, en un momento en que necesitarás este animo que
acabas de anclar y te haces el anclaje, de la misma manera que antes, y muy
brevemente, y esperas a percibir dentro tuyo un cambio con respecto a este
futuro.
Si lo
necesitas repites el anclaje hasta sentirte al máximo de vos mismo.
6. Recargar
la batería: cuanto más
se utiliza el anclaje, más potente es. En los primeros días utilízalo sin
parar, es cuando toma su mayor fuerza. Y lo podrás disfrutar el resto de tu
vida.